COLLINS LOVE CAP. 45

« Older   Newer »
  Share  
la_unica_sra_d_sparrow
icon12  view post Posted on 17/11/2014, 18:31




Cap. 45

Durante la noche no tuve paz, a pesar de que Victoria había estado bailando un rato conmigo. Esos momentos eran realmente hermosos y ocurriera lo que ocurriera, jamás los olvidaría.
Pero fue mejor para mí deambular por Collinwood. Lo que había dejado atrás era tan distinto…ya no era aquella tierra la que me había visto llegar de niño y donde había crecido tan feliz. ¿Por qué en tan poco tiempo había cambiado todo? Claro, ese era el problema…yo pensaba que había pasado poco tiempo cuando realmente habían transcurrido ya casi dos siglos…
¿Por qué…? ¿En qué momento me volví rehén del tiempo?
Más que su rehén, era yo ya su esclavo. No podía perder tiempo pero tampoco tenía sentido ninguna carrera…¿para qué? Sin embargo, ahora había dos motivos para utilizar la herramienta de la Escalera del Tiempo: uno de ellos era Victoria. Y el otro: Angelique.
¿Qué tenía que hacer primero? Quizás hubieran pensado que me decidiría a darle batalla a Angelique. Pues no…quizás la prioridad ahora era Victoria. Si no me apresuraba, ese tal Jeffrey avanzaría al conquistar su corazón. No podía ser…Victoria era mía…había sido mía y ella misma no lo sabía. Yo era su dueño aunque ella no lo entendiera. Y nadie más podría comprender su corazón.
Sin embargo, la amaba y no podía actuar egoístamente. Ella no se merecía pasar el resto de su vida con alguien como yo, que realmente no tenía futuro. Pero por algo había vuelto. Si había valido la pena regresar, era para poder estar a su lado. Victoria tenía que ser mía y tenía que conseguirlo también para apartarla de Angelique. Iba a defenderla como fuera.
Al pasar por las calles de Collinwood descubrí un mundo tan extraño y a la vez atractivo.
Aquellos bares y tabernas que se escondían en el interior de Collinwood y a las que sólo se podía acceder de noche y a las que acudían algunas mujeres de la vida alegre, ahora habían cambiado por lugares donde los jóvenes se reunían a bailar.
Se me ocurrió precisamente esa noche entrar a uno de esos sitios.
En cuanto vi a los chicos moviéndose como gusanos y a las chicas con ropa realmente reducida casi me asusté.
Si no hubiera sido porque ya había visto un grupo de ellos antes, habría pensado que todos estaban locos.
Por un momento no se podía diferenciar entre dama o caballero. Eso lo complicaba todo.
Conforme me adentré, algunos me miraron raro.
- ¿Qué haces aquí, reliquia?
- Sólo vine a conocer, brother…
Una de las chicas le dijo:
- Déjalo…esa es su onda…amor y paz, amigo…
Yo le sonreí.
- Amor y paz, linda.
El baile comenzó. Por un sitio, bebían y por el otro los vi fumar.
Pero el olor que despedía era extraño. Como si estuvieran quemando un campo.
Me acerqué y les pregunté.
- ¿Puedo?
- Por supuesto- dijeron.
Yo escuchaba esa música y me senté con ese corrillo. Pero no pude fumar. Eso me habría quemado vivo. Los dejé que departieran…que hablaran de temas profundos…y cuando ya estaban más lejos de la tierra…les ayudé a partir bebiendo el elíxir de sus venas, algo contaminadas, por cierto.
Cuando regresé era ya muy tarde. Me aguardaba Elizabeth en la sala.
Era obvio. Quería saber qué había sucedido con Angelique.
- Buenas noches, Barnabas- dijo de brazos cruzados.
Yo me acerqué con algo de reserva. Realmente la apreciaba y no me gustaba darle molestias.
- Perdón, Lizzy…estuve fuera mucho rato…realmente no supe cuánto…
Elizabeth me miró dubitativa.
- Sí, supongo que no te diste cuenta de la hora…no te estoy controlando, a fin de cuentas no puedo evitar que salgas. Sólo que…no me gusta que los chicos vean que ya es tarde y no estás en la casa.
Eso me recordó un poco a mi madre.
- Tenía tanto tiempo que no me reñían por la hora que había olvidado lo que se siente.
Elizabeth movió la cabeza.
- Olvida eso, Barnabas. Sólo quiero saber qué sucedió…
Suspiré un segundo y luego dije:
- Todo…
Elizabeth se llevó las manos a la cabeza.
- ¿Cómo pudiste, Barnabas? Sabías que era muy peligroso.
- Lo sé, Elizabeth pero…no pude evitarlo. Iba a ponerlos en riesgo a todos…la conozco, no habría desistido aunque me jurara que no lo haría. Aún ahora, después de lo que sucedió, ella sabe que no puedo amarla…a pesar de haber disfrutado de esos momentos no alberga mi corazón ningún sentimiento hacia ella…lo poco que me queda de corazón no es capaz de retener ningún movimiento hacia ella. Siempre lo ha sabido y se ha engañado ella sola…
- Lamento que sea así pero entonces…aún hay peligro para los Collins…
- Desgraciadamente, sí, Elizabeth. Es por eso que no debo dejar a la deriva lo que hoy ha sucedido porque el tiempo puede volverse en mi contra. Pero sucede algo más…no puedo corresponderle porque amo a Victoria…con toda mi alma.
Elizabeth bajó los ojos y luego me dijo:
- Barnabas…¿te das cuenta de lo que estás diciendo?
- Totalmente…
- Eso no puede ser…¿qué pasará cuando ella sepa la verdad?
- Quizás todo haya cambiado…puede ser que suceda un milagro…puede ser que Angelique cambie de opinión.
La ahora matriarca de los Collins dudó.
- ¿A qué clase de milagro te refieres? ¿Crees en los milagros?
- Por ella, soy capaz de creer en lo que sea.
- No lo tomes a la ligera…tienes que ser cauteloso y pensar que ella tiene que ser feliz. No puedes retenerla contra su voluntad.
Entonces recordé que había hablado con la doctora Hoffman. Y también que podía utilizar mis poderes para convencer a Victoria de estar a mi lado. Si se resistía o no me aceptaba por su propia voluntad, ya existiría la manera de persuadirla.
Pero no quería hacerlo. Elizabeth me interrumpió.
- Ahora…¿qué piensas hacer?
- Leer un poco…y en cuanto la luz comience a aparecer, dormir hasta tarde- sonreí.
Elizabeth trató de aterrizarme de nueva cuenta.
- ¿Serás feliz así…tú despierto de noche y durmiendo de día, mientras ella tiene la vida por delante?
- Parece que disfrutas amargarme la fiesta, ¿cierto, Lizzy? Y hablando de fiesta, mañana podremos ultimar los detalles del cumpleaños de Carolyne. ¿O ya lo olvidaste?
- Para nada…mañana hablaremos, Barnabas.
Subí a la recámara.
Pasé por la de David. Esperaba que su padre estuviera con él pero no…no podía ser. Ese hombre era demasiado irresponsable.
Luego, fue a la habitación de Victoria. La contemplé un instante mientras dormía. Se veía tan hermosa. Y mientras más la mirara, más fácilmente me convencería a mí mismo de que esa mujer era y sería siempre mía.

Al día siguiente, bajaron casi todos e incluso yo.
Traté de que no se me notara lo demacrado que estaba. Pero la sangre que había bebido en la noche había sido capaz de mostrar en mí un rostro no tan cadavérico.
Victoria descendió, fresca como la mañana y se sentó junto a mí.
Su mirada se posó en mi rostro, especialmente en mis ojos y una sonrisa mutua alegró aquellas horas de mi destierro.
- ¿Cómo se sienten todos hoy?- les pregunté.
El padre de David dijo:
- Pues quizás no tan bien como tú. Se te ve bien…
- Gracias. Aprovechando este momento…considero que sería muy bueno organizar una fiesta para conmemorar el cumpleaños de Carolyne. Nuestra dulce quinceañera se convierte ya en una mujer de dieciséis.
Carolyne sonrió.
- Creo que eres el único que piensa así aquí, tío Barnabas.
Elizabeth comentó.
- Carolyne…sabes que no es momento para hablar de esto, ¿cierto?
La joven se exaltó. Hasta yo me asusté.
- ¿Y cuándo será momento, mamá? ¿Cuándo tenga ochenta años?
- Carolyne, no me hables así…
Yo intervine.
- Lizzy…lamento que tengas ese tipo de roces con Carolyne, querida. Yo no quiero tal cosa…el hecho de defender su edad, es tan sólo para reconocer que ya ha crecido, que es una hermosa flor y que se merece una fiesta digna de su grandeza.
Carolyne aguardaba tratando de averiguar qué otra tontería iba yo a decir.
Elizabeth me preguntó con ironía.
- No pensarás echar la casa por la ventana.
- ¿Y por qué no? Estoy seguro que tiene mucho tiempo que no hay una fiesta digna en Collinwood.
- No había qué festejar- dijo Elizabeth.
El padre de David se animó.
- Realmente sí que hace falta una fiesta. Al menos eso pienso yo.
Elizabeth seguía sin estar de acuerdo.
Pero Victoria respondió por el resto.
- Yo también estoy de acuerdo.
Mi sonrisa abierta era de agradecimiento.
- Ahora hay que ultimar los detalles. Querida Carolyne, ¿qué te gustaría para tu fiesta?
- Una bola de luz…
- Ah, ya veo…la habrá…
- Música en vivo…
Entonces miró hacia un cartel de la mesa.
- Quiero que venga…Alice Cooper…
Eso me preocupaba un poco. ¿Cómo iba a conseguir que esa vieja bruja fuera a la fiesta?
 
Top
0 replies since 17/11/2014, 18:31   1 views
  Share