Cap. 43
Barnabas
- Usted es…-preguntó aquel hombre.
- Barnabas Collins…Tercero- aclaré.
El tal Jeffrey me miró con algo de miedo y luego miró hacia el retrato. Yo arqueé los labios. Temí que me reconociera.
- Nos parecemos mucho, ¿cierto? Es mi antepasado directo. Soy algo así como tataranieto de Barnabas Collins.
- Ah…el que dicen que era vampiro.
- Pamplinas- negué rotundamente.- Fueron sólo palabras sin sentido. Envidias nada más. El hombre se marchó hace tiempo y no quiso dejar huella. No le gustaba la forma en que se estaba viviendo aquí y por eso dejó Collinwood aun cuando el lugar era su gran amor.
Jeffrey asintió.
- Usted disculpe. Estaba platicando con la señorita Vickie..
- Ah…Victoria…ese es su nombre completo- insistí.
Jeffrey asintió.
- Sí, Victoria me contaba algo acerca de la forma en que se siente en este sitio.
Luego miré a Victoria. Ella estaba un poco nerviosa.
- ¿Cómo te sientes aquí, linda?- le pregunté tratando de que respondiera afirmativamente.
- Muy bien…le comentaba a Jeff que siento como el tiempo se hubiera detenido aquí, justo aquí. Como si tuviera una nueva oportunidad de recuperar tiempo perdido y hacer algo que dejé pendiente.
Yo asentí.
- Seguramente…aquí en Collinwood te espera el presente y el futuro, Victoria.
En ese momento llegó Carolyne. Le gustó mucho Jeffrey al parecer. Lo miró con interés y le sonrió diciendo.
- ¿No me presentas a tu amigo, Vickie?
Yo sonreí y le dije.
- El señor Jeffrey Joiner, mi sobrina Carolyne Stoddard…
La adolescente le guiñó el ojo y Jeffrey sonrió forzadamente. Pero aprovecharía aquel gusto para apartar a aquel hombre de Victoria.
Elizabeth estaba cerca.
- Barnabas…necesito que hablemos ahora, por favor.
- Ustedes me disculparán. Victoria…nos veremos en la noche- dije besando su mano.
Victoria sonrió levemente.
Me marché a donde estaba Elizabeth.
- ¿Puedo saber por qué me sacaste de la conversación con ese hombre?
- Barnabas…deberías dejar tranquila a Vickie…
- Victoria…no me gusta que la llamen de otro modo.
Elizabeth insistió.
- Como dije…deberías dejarla en paz. Tú sabes perfectamente lo que eres. No puedes pensar que ella…
- No intervengas, Elizabeth. Victoria es una mujer muy inteligente y sabrá decidir si le convengo o no.
- Ah, ya veo…estás decidido. Y dime…¿cómo y cuándo piensas explicarle lo que eres en realidad? Cuando…¿sea demasiado tarde y no puedas hacer nada al respecto? ¿Cuándo te gane el hambre y no puedas controlarlo?
- Eso no- respondí.- Jamás la atacaría. Ella es la reencarnación del amor de mi vida.
- Pero no es ella…
Yo me puse triste.
- Quizás tengas razón. No debería estar ahora pensando en ella ni en recuperar lo que ya no pude vivir. Ahora lo que debo hacer es preocuparme por hablar con Angelique.
- Es verdad. Dime…¿crees que no pueda ponerte contra las cuerdas?
De momento dudé. Luego insistí.
- No puede ser…yo ya no tengo nada que ella quiera.
Elizabeth movió la cabeza negativamente.
- Yo no estaría tan segura…
Victoria
Cuando Barnabas se marchó yo seguí hablando ligeramente con Jeff, mientras Carolyne intervenía.
Jeff sonreía de vez en vez y también se divertía con las ocurrencias de Carolyne. Aunque yo podía darme cuenta que a ella le agradaba mi amigo.
Él me dijo:
- Vickie…¿en verdad te sientes bien aquí?
Carolyne intervino.
- ¿Por qué no lo haría? Mamá es buena con ella. Tío Barnabas es un buen hombre y la trata muy bien.
Yo miré a Jeff.
- Me da gusto. Y dime, Carolyne, ¿a qué te dedicas?
- A nada realmente- aclaró la adolescente.- Estudio con Vickie en ocasiones pero…me da un poco de flojera.
Jeff asintió.
- Ya veo…entonces te aburres un poco.
- A menos de que se organice una fiesta aquí pero…eso creo que tardará mucho en suceder.
Barnabas regresó.
- Ni tanto…estoy pensando que, en cuanto estemos levantados de la mala racha, organizaremos un baile para recuperar nuestro status en Maine.
Yo miré a Barnabas muy contento y no entendía totalmente por qué.
Aquella noche, salí a contemplar el cielo.
Barnabas llegó entonces hasta mí.
- ¿Interrumpo?
- Tú nunca interrumpes- le aseguré.
- Quizás hace un momento sí…cuando estaba tu…amigo…
- No te preocupes. Lo acabo de conocer, aunque me parece que ya lo he visto antes.
- No…bueno, no lo sé. Quizás te parece conocido.
- Tal vez…
- Y dime…¿cómo te llevas con él?
- Pues…no lo sé porque…casi no lo conozco. ¿Y a ti?
- Me pareció un buen muchacho- me dijo, dándome la espalda.
Yo me recosté en su espalda. Sentí su estremecimiento.
- ¿Y esto?- preguntó.
- No lo sé…sólo sentí ansias de descansar… perdóname…
Traté de apartarme pero entonces se volvió frente a mí y me abrazó diciendo:
- No, linda…ven…si no fuera por ti…no sería totalmente feliz. Sé que soy un poco egoísta pero…desde que te conozco…
Entonces Elizabeth me miró desde arriba.
Yo sólo lo abracé dulcemente y por un instante no nos dijimos una sola palabra…
Barnabas
Dos días después, salí de la mansión para ver a Angelique.
Tenía miedo, ¿por qué negarlo? Sabía que siempre me había tenido en sus manos y quizás ahora no era la excepción.
Me apresuré.
- Tengo que hacer algo para que no me ponga contra las cuerdas.
Tan interesado estaba en llevarle la delantera que no reparé en lo que habíamos vivido. Ella siempre había sido una gran tentación para mí.
- No…no volveré a caer ahora. Las cosas no serán igual que antes. Ella no me dominará con eso.
Y sin embargo, presentía que aquel temor que sentía no era solamente a su capacidad de atacarme con sus malas artes.
Ahí estaba ella. Me miró con ironía y luego con interés.
- Bienvenido, Barnabas…creí que no te decidirías a venir.
- Aquí estoy. Quizás no sea lo mejor pero…es momento de vernos las caras de nueva cuenta.
- Adelante…créeme que…no te vas a arrepentir…
