END OF TIMES CAP. 31

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la_unica_sra_d_sparrow
icon5  view post Posted on 13/10/2014, 03:56




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Cap. 31

El viento arreciaba…John apenas podía mirar…tenía los ojos anegados en lágrimas…no podía siguiera ver hacia donde se encontraba el cuerpo inerme de Mariah, quien pendía de la cruz. La muchacha descansaba en aquel par de maderos que la sostenían con gran dulzura, después de la amarga tortura a la que fue sometida. John buscaba entre sus ropas para tratar de saber qué había detrás de aquella crucifixión…el cuerpo amarrado se notaba pálido y frío…seguramente la causa había sido la común de los crucificados: la asfixia, por la posición donde se encontraba…

Se abrazó de nuevo a su cuerpo y entonces notó que de entre sus ropas un hilillo de sangre que escurría…Johnny se llevó las manos a la frente…no…que no fuera lo que estaba pensando…eso no…

Se secó el rostro y con cuidado levantó el trozo del vestido que, en jirones, se mecía con el viento. En cuanto percibió lo que había sucedido, casi se desmaya de la impresión…no era necesario indagar más…volvió a caer de rodillas, dejando que el llanto y la impotencia lo oprimieran…era terrible e insufrible lo que habían hecho a Mariah…si hubiera estado ahí la habría defendido con su vida…

Permaneció en silencio un buen rato sin hablar…sin pensar…sin querer mover ni un solo músculo para vivir su duelo y tratar de percibir a Mariah en la corriente de aire que cruzaba por ahí…
Por un momento dudó…¿y el Dios de Mariah? ¿Dónde estuvo cuando fue…? ¿Por qué no intervino para protegerla, como él tanto se lo había pedido? ¿Por qué había guardado silencio cuando él más se lo había suplicado? No era justo…no ella…no así…
Apenas se repuso, se levantó y comenzó a desatar el cuerpo…como pudo trató de subirse a la parte de atrás…aunque él mismo tenía las muñecas destrozadas…en cuanto lo consiguió trepó y cortó las cuerdas…trató de detener el cuerpo con todo su peso que no era ya tanto…él cayó y sobre él el cuerpo de ella. Se incorporó y tomó el cuerpo de Mariah entre sus brazos.

- Preciosa mía- dijo John llorando- te prometo que no voy a dejar que esa gente cumpla su amenaza…tu muerte no será en vano…te lo aseguro…
Besó sus labios…no sonreía…apartó su cabellera y acarició su rostro un rato.
Pasó un buen tiempo…ni siquiera había percibido cuántas horas pero comenzaba a oscurecer.
Tomó el cuerpo en sus brazos y lo llevó a un río que estaba cerca…ahí con cuidado, descubrió su piel y acarició cada una de las heridas: su espalda había sido torturada con latigazos inclementes…su cuerpo entero se notaba había sido herido sin compasión…y su femineidad estaba cruelmente torturada…la evidencia de que había pasado por muchos era completa.
John la cubrió con la sábana y la escondió bajo unos arbustos para tratar de llevársela pero no pudo llegar muy lejos. Se desmayó y la luz desapareció de sus ojos…

Aún era de noche…todos estaban juntos…apenas podían creerlo. Se sentían lejos de todo aquello…la paz era aparente, sin embargo y cuestión de tiempo.
Laura estaba recostada en una pequeña cama y respiraba con algo de dificultad. Orlando se acercó por la pequeña puerta; no quería interrumpir lo que ahí sucedía.
- ¿Puedo verla?- preguntó apenas.
Una mujer tomó su mano y lo dirigió hasta allá.
Acercó la mano de Orlando a la de Laura y salió.
Laura despertó ante la calidez de la mano de Orlando. Se incorporó y sentada en la cama se abrazó a él. Luego se apartó sin decir nada.
Orlando acarició su rostro. Pero luego recordó lo que había sucedido con Michelle y se sintió culpable.
El silencio reinó unos momentos. Luego fue ella quien lo interrumpió:
- ¿Cómo estás?
- Eso es lo que yo quiero saber…¿cómo estás tú?
- Bien…tuve mucho miedo pero…agradezco a Dios que estés ya aquí, a mi lado.
- Laura…yo tengo que contarte que…
Laura colocó su mano en los labios.
- No lo digas…lo sé…sé lo que hiciste con…ella…pero algo me dice que no…
- No…ni pensar en eso…no la amo…no significó nada…ella te tenía encerrada, ¿verdad? Por eso me presionó pero aún así no te hicieron nada…dime que no…¿nadie te tocó? ¿Nadie te dañó?- preguntó besando sus manos.
Laura negó.
- No, Orlando…nadie…afortunadamente nadie me atacó…no sé cómo fue pero supongo que Michelle tenía otra cosa pensada para mí…sólo que a último momento me llevaron hasta ahí…y yo…no sabía qué hacer…me dolió mucho lo que pasó entre tú y ella…pero…no importa ya…yo sé que sólo lo hiciste por saber en dónde estaba yo.
Orlando la estrechó:
- Sólo fue por eso, te lo aseguro…no pensaba en otra cosa. Pero ahora…corremos peligro…deben estarnos buscando…y no quiero que te encuentren…si nos buscan, me matarán a mí pero nadie te tocará…
- Orlando…esto pronto acabará…si nos matan regresaremos…ellos no…así que tranquilo…ya verás cómo todo estará bien…
Un suave beso los llevó a otro más…hasta que él la cubría de caricias…Orlando se detuvo al notar que Laura tenía un poco de miedo.
- Orlando…
- Tranquila…yo te amo y quiero que estés bien…
- Es que…quiero estar contigo pero…no quiero que sea así…sin habernos…
- Casado…lo sé…no te preocupes…ya arreglaremos eso…ahora duerme…yo sólo quiero que descanses y trates de dormir antes de que salgamos de aquí.
Laura asintió. Luego notó que Orlando estaba preocupado por su tío.
- ¿Dónde está él?
- No lo sé- dijo Orlando tristemente.- Y no sé tampoco si Mariah está bien…
- Lo estará…ya lo verás…ahora…ve a descansar…-dijo él.
Salió y se fue a descansar a otra habitación.
Laura trató de dormir pero comenzó a llorar…no quería que estuviera mal su amiga y mucho menos el tio de Orlando. Por eso pidió a Dios que todo estuviera bien…

Sin embargo, John Devil despertó en una especie de calabozo que tenía intercomunicación con el exterior por medio de circuitos electrónicos.
Roncalli estaba con él.
- Hola, Johnny…pensaste quizás que no daríamos contigo…
John no contestó. Roncalli soltó una carcajada…
- La viste…
John trató de levantarse de donde estaba sentado pero no tenía fuerzas.
- Lo siento, Johnny Devil…te dije que era mejor que me la dieras…hubiera sido todo tan fácil…dicen que se resistió al principio…pero…después del primero…pidió más…
- ¡Maldito! Eres un infeliz…
- Cuida tu vocabulario, Johnny…perderás la elegancia que te caracteriza…lo único que me gustaba de ti…sí…tu siempre me gustaste…pero…eres demasiado sofisticado…y lo peor de todo…tienes escrúpulos…y yo no transijo con ellos…
- ¿Por qué? ¿Por qué la mataste?
Roncalli se levantó…pensó un segundo y luego se sobresaltó.
- ¡Quería que supieras quién soy, con quién estoy! ¡Quién mandaba entre tú y yo! Siempre te lo dije…siempre debiste saberlo…creíste que podías mentirme y que yo no me daría cuenta…pero siempre estuviste con la orden del Onyx y trataste de traicionarme…eso ninguno de nosotros lo habría aceptado…así que…ahora tendrás que pagar las consecuencias…
- Sin Mariah no tiene importancia nada de lo que hagas…puedes hacer lo que gustes…que no opondré resistencia- dijo John- sólo quiero algo…
- ¿Todavía te atreves a pedirme algo…traidor?- promulgó Roncalli a grandes voces.
Johnny se aferró a su entereza y contestó:
- Quiero la libertad de Orlando y de su novia…los vas a dejar en paz…o tu cadáver va a ser devorado por los buitres…peor que lo que hiciste con Mariah…así que…déjalos…a cambio…puedes saciar tu ira conmigo…
- No digas que no te lo advertí, Johnny Devil…
John se quedó un rato solo, cuando Roncalli dejó la habitación.
Al poco rato llegó Michelle, tratando de provocarlo.
John ni siquiera la miró. Ella se acercó y luego lo abofeteó.
- Aún recuerdo cuando pedías más de mí…cuando no era suficiente para ti tenerme a placer…cuando las horas no pasaban en mi cuerpo…y mírate ahora…una piltrafa…
- Y tú eres la basura de siempre…
Michelle no dijo más.
- Será mejor que me hables mejor…yo no estoy dispuesta a soportar lo que haces conmigo…y créeme…vas a volver a hacerlo…
- ¿Y cómo piensas obligarme?- preguntó irónico Johnny.
- Tengo métodos…por ejemplo…todavía puedo decidir no dejar en paz a Orlando y matar a Laura Cellini…
- No te atreverás…
- Tengo permiso de mi marido…así que no me costará ningún trabajo- señaló ella.
Johnny negó.
- No…sé que no lo harás…porque no te conviene…porque sé que dentro de ti siempre albergaste la posibilidad de dejar a tu marido por mi sobrino…siempre quisiste tenerlo para ti…hubieras sido muy feliz si él hubiera accedido a hacer todo lo que tú quisieras…querías convertirlo en un pelele para manipularlo a tu antojo…pero él tiene mucho más inteligencia que tú…
- ¿Sabes qué hicimos tu sobrino y yo hace un par de noches? Algo tan aberrante, tan excesivo y fuerte que tú mismo estallarías con sólo verlo…
- ¿Qué hiciste?- preguntó John.
- Algo que…ni te imaginas…
- Eres un monstruo…no sé cómo vas a terminar…
- Este juego ya va a terminar…pero tú no lo verás…a menos que…accedas a lo que yo te pida…
- ¿Y qué es?
- A que…seas mi amante…el cómplice de las noches que me quedan…tendrás que aceptar para que deje a Orlando y a la patética de su novia en paz…
John negó.
- Lo siento pero no accederé…
Michelle preguntó:
- ¿Es tu última palabra?
- La última- respondió John.
- Bien…entonces…prepárate…
Michelle se marchó dejando a John pensativo y acongojado por la pena.
Y en la mañana fue llevado a rastras hasta los campos F.E.M.A. donde quizás su vida ya no encontraría salida.

Hora tras hora era torturado hasta que aceptara regresar a lo que antes había sido. Y su negativa provocaba empellones, patadas, latigazos…estiramiento…todo lo sufrío John sin musitar ni una sola queja.
La tortura fue muy grande, tanto físico como psicológica.
Por momentos, John evadía la realidad y creía ver a Mariah mirándolo desde un rincón del lugar donde estaba encerrado, aún tirado entre el pus y su propia sangre vertida, ahogando sus sueños en aquel charco.
- Mi amor…pronto nos iremos de aquí…ya estoy pensando cómo escapar…

Orlando pasó unos días más al lado de Laura. Charlaron, oraron juntos…ella lo perdonó…se abrazaron, se contaron mil cosas de su vida y del futuro. Pero Orlando sabía que era hora de buscar a su tío.

Una llamada imprevista lo alertó al respecto.
Laura preguntó.
- ¿Quién es?
- Es Michelle…sabe dónde está mi tío…
- ¿Crees que sea una trampa?- preguntó ella.
- No lo sé pero…no puedo dejarlo solo si está ahí…tengo que ir a buscarlo…tú me entiendes.
- Perfectamente- contestó Laura- ve a buscarlo…pero ten mucho cuidado.
- Lo tendré…quédate aquí el tiempo que puedas y si hay peligro huye y ponte de acuerdo con los hermanos…ellos sabrán decirme dónde estás.
Laura lo abrazó y lo dejó marchar.


Orlando llegó a donde tenían a su tío. John estaba ahí, tirado, con la mirada perdida…cuando lo vio…no lo reconocía.
- ¿Quién eres, muchacho?
Orlando se llevó las manos a la cabeza.
- Soy tu sobrino…Orlando…
John movía la cabeza.
- No me acuerdo de ti…¿sabes a dónde se fue Mariah? Ya la busqué pero no la encuentro…
- ¿Mariah? ¿Dónde está?
John pensó:
- Estaba aquí…qué raro…estuvo lejos…yo la vi…colgaba de dos maderos…no respiraba…le hablé pero…seguía dormida…y ya no sé qué fue de ella.
Orlando abrazó a su tío:

- No te preocupes, tío…que ya saldremos de aquí y la buscaremos…te lo prometo- lloró él estrechando a John. Era terriblemente doloroso ver a su tío así…tan maltrecho y sin memoria…aunque quizás sólo había sido temporal.
Pero Roncalli ahora tendría en sus manos a los dos. Y sin embargo, para divertirse, pensaba proporner un trato que quizás Orlando no rechazaría.
 
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