END OF TIMES CAP. 30

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la_unica_sra_d_sparrow
icon13  view post Posted on 13/10/2014, 03:50




Cap. 30

John Devil aguardaba. No había tenido noticias de Orlando durante los días que siguieron a aquella "fiesta" donde habían sido invitados y donde, desconociéndolo aún él, había tenido que ver con Michelle de Roncalli, obligado por las circunstancias.

Trató de llamar a su casa pero no lo encontraba por ninguna parte.

Luego llamó a su casa de Palermo, quería saber cómo se encontraba Mariah, pero era muy delicado porque las comunicaciones estaban interferidas.

Trató de averiguarlo por carta, con alguno de sus sirvientes más fieles. Así fue como por fin tuvo noticias de ella.

"John...estoy aquí desde el día que me lo pediste, al notar que no volviste entendí que tenía que hacerlo...pero ya no puedo más con esta situación. Todos los días imagino que algo grave puede estarte pasando...en ocasiones siento que el peligro se cierne, y aunque sé que no será por siempre, sé que será duro...muy difícil. Así pues, haz todo lo que puedas por salir de esa cloaca y reunirte conmigo. Por favor, cuida de Orlando y ruega a Dios que encuentre con bien a Laura. Te amo...y te estaré esperando...pronto iniciará para nosotros una nueva vida".

John se quebró. Mariah no tenía ni idea de lo que los illuminati tenían pensado hacer. Ni siquiera él mismo sabía qué era lo que aquella élite querría hacer ahora. Sólo sabía que no podía buscar a Mariah por ahora y envió al sirviente con la carta para ella y le dio indicaciones.

-En cuanto la entregues, huye, no me busques...eres libre, puedes hacer lo que quieras, escapa porque lo que viene puede ser muy grave.

El sirviente besó las manos de John y se marchó.

En tanto él trataba de poner en orden su casa. Quemar evidencias que lo vincularan con los illuminati. Los documentos de la Orden del Onyx los escondió en un lugar muy oculto de su casa. Pensaba...¿cómo localizar a Orlando?

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Orlando estaba escondido. No había querido volver a su casa. Había ido a buscar a la familia de Laura y no encontró nada en la villa Cellini.

Sólo halló el cuerpo del pequeño Giuseppe tirado a unos pasos de la casa. Lloró amargamente por él y le dio sepultura.

Se marchó como pudo y buscó cobijo bajo las catacumbas de Roma, ahí donde los cristianos de hacía muchos siglos atrás se escondían para orar y para celebrar la misa. Era el lugar más seguro como antaño para poder esconderse.

Al entrar, vio a varios hombres y mujeres quienes seguramente habían huído para pedir a Dios que los preservara de la Gran Tribulación.

Al entrar con los ojos maltrechos posó su mirada en el cáliz y la hostia que el pobre sacerdote levantaba, y al ver que los demás se arrodillaban, él hizo lo mismo. Y así, recordó a Laura. ¿Cómo lo estaría pasando ahora?

Uno de ellos lo reconoció y le dijo:

-¿No es acaso usted Orlando Devil?
-¿ De dónde me conoces? - preguntó Orlando.
- Del hospital Gemelli...supe que usted estaba ahí lastimado y que Laura Cellini lo cuidó.
- ¿Laura? ¿Sabes algo de ella?
- Está presa en una horrible prisión. Pero desde hace unos días no sé dónde está...la buscamos para llevarle la comunión pero ya no estaba con el resto de los presos.

Orlando estaba seguro que Michelle la tenía en un lugar especial.

- Voy a buscarla...y te prometo que la encontraré...pero ahora, dime...¿qué puedo hacer por ustedes?
- Hay que ayudar a los presos...llevarles la comunión o darles sepultura. ¿Podrías ir con nosotros?

Orlando asintió.

-Sí...iré contigo...

Y juntos marcharon ocultos para buscar el lugar donde algunos de ellos eran asesinados brutalmente.

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Laura se encontraba en un lugar oscuro pero no era una prisión. Era más bien una habitación un tanto apartada. Sin embargo, tenía comodidades.

Michelle fue donde ella y le dijo:

- Hola...bienvenida a tu cuarto.

Laura preguntó:
-¿Qué hago aquí?
- Te traje porque...cierta persona me lo pidió...y quería verte de cerca.

Laura preguntó de nuevo:

- ¿Dónde está Orlando?
- Sabía que preguntarías por él...bien...te mostraré. Él...está conmigo...¿creías que tú ibas a retener a ese hombre? Sólo observa:

Entonces colocó un disco en un reproductor y ahí Laura vio cómo Orlando sometía a Michelle a un trato infernal, cómo gemían y gritaban cual una posesión.

Laura gritó y se cubrió los ojos.
-¡Por piedad! Apaga eso...

Michelle rió.

- ¿Lo ves? Él ha vuelto al lugar que pertenece...así que...será mejor que accedas si no quieres morir...eres muy bella...tus carnes son...blandas...blancas...exquisitas- dijo acariciando su mejilla.- Podrías tener lo que quisieras con sólo hacer lo que te pido...

- ¡No! ¡Jamás!
- Eres sumamente testaruda...bien...te liberaré como se me ha ordenado pero... hasta el momento oportuno y de la forma prevista. Mientras tanto, piensa en lo que te dije.

Michelle se marchó. Laura estaba desolada. ¿Cómo había podido Orlando ser capaz de hacer lo mismo, si decía amarla? Lo que más le dolía era su alma...se perdería si había sido capaz de volver con esa gente tan perversa.

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John acudió a la reunión con Roncalli, aunque no iba en calidad de magnate, lo llevaban casi preso.

- Te hice venir porque...quería invitarte una copa.

John llegó con esposas, así se las quitaron y tomó asiento.

- No podías traerme de otra forma...
- No quise hacerlo...pero...ya que estás aquí, dime...¿dónde está Mariah?
- ¿Para qué quieres saber?
- Estás perdido, Johnny Devil...todo lo tuyo es mío y ella será tu última entrega a nosotros...

- ¿Y si no quiero decirte?
- No lo hagas...ya lo averiguaremos nosotros pero...quiero que presencies el espectáculo que hemos preparado para ti y tu sobrino.
- No sé nada de Orlando.
- No te preocupes...estoy seguro que llegará a él a tiempo.

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Orlando y aquel muchacho llegaron a la prisión. Así, ocultos, cumplían su misión y trataron de dar un poco de alivio aquienes morían en las cámaras de tortura. El rostro de Orlando paseaba por las caras de varias mujeres que estaban presas pero no...ninguna era Laura.

Así pasó una semana, hasta que por fin, llegó el día del espectáculo.

John estaba en una casa de seguridad de Roncalli. Ahí fue Orlando a verlo. Su tío estaba muy delgado y ojeroso. El muchacho lo abrazó.

- Tío...

John no tuvo palabras. Orlando le dijo:

- ¿Por qué estás aquí?
- Me tienen arraigado...Roncalli quiere mofarse de mí y esta es la forma de hacerlo...
- ¿Y Mariah?
- No puedo decirlo...

Orlando asintió.

- No te preocupes. Yo no he podido encontrar a Laura...
- Nos vigilan, Orlando...será mejor que te vayas...el espectáculo será mañana por la noche. Entonces te veré.

- Cuídate...que el Dios de Laura y Mariah te guarde, tío...
- Que Él cuide de ti también...

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Y por fin, la noche siguiente se celebraba el ritual satánico donde el Anticristo tomaba posesión de toda Roma.

Todo comenzó en negro...quienes oficiarían aquella misa negra ya estaban en sus puestos. Cada uno cumpliría su función.

Las invocaciones eran terribles. Los reptilianos estaban presentes cual si se tratara de humanos...era una verdadera tortura siquiera mirarlos a la cara.

Los demonios pasearon por el lugar y la forma en que se profanaba la hostia y se blasfemaba el nombre de Dios provocaba verdadero asco.

John había presenciado muchas veces rituales como esos pero ahora ya no los veía de la misma forma. Ahora le repugnaban.

Orlando oraba. Pensó en Laura...¿dónde estaría?

Aquel horrendo rito requería un sacrificio de sangre. Entonces fue llevada al centro una joven envuelta en una sábana blanca. Estaba dormida, tal vez drogada. Acostada sobre una mesa, sería ella la víctima "propicia".

Al descubrir su rostro, Orlando vio que se trataba de Laura.

- ¡Tío! ¡Es ella!

John tembló. Orlando no soportó más y bajó para interferir.

Los que lo observaban estaban extrañados de la actitud. Claudio sólo pensaba en que Roncalli diera la orden para acabar con John Devil.

Pero Orlando habló.

- No puedo creer que permanezcan inmunes a tanta perversión...dense cuenta a quien tienen enfrente...a la mismísima encarnación de Satanás...está engañándolos...todo lo que hacen es desviarse del camino y pronto recibirán un castigo. No pueden permitir que esta muchacha sea sacrificada. Ellos obtendrán poder y ustedes irán acabando uno a uno. Vean a los empresarios...todos vendidos por poder o dinero, se han dejado imponer la marca de la Bestia. Y acabarán como ellos quieren que acaben...en la basura.

Entonces, los presos salieron como pudieron. Unos fueron acribillados. Orlando se llevó a Laura en la confusión y trató de huir a las catacumbra.

John Devil bajó tratando de escapar. Claudio se lo impedía.
- Voy a acabarte, John Devil-
- No serás tú quien me mate-dijo él.

Claudio forcejeó con John y éste lo lanzó contra una roca, viendo a Claudio desnucado y muerto. Luego salió huyendo como sus fuerzas se lo permitían.



A lo largo de su camino encontró altares con hombres y mujeres calcinados...muertos en estallidos de bombas...cadáveres apilados...corrió aún más y vio un camino repleto de cruces...en fila, una junto a otra.

Camino entre ellas y reconoció a muchos de sus amigos de la orden del Onyx...todos estaban ahí, clavados...desangrándose...y casi al final divisó una cruz blanca, con la silueta de una mujer, con los cabellos sobre el rostro...sintió compasión...se acercó y miró...y lo que vio traspasó su corazón...

Se arrodilló y besó los pies....se abrazó dolorido a la cruz y luego miró el rostro diciendo.

- Pronto voy a hacerte compañía, mi vida
 
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