END OF TIMES CAP. 24

« Older   Newer »
  Share  
la_unica_sra_d_sparrow
icon13  view post Posted on 4/6/2014, 05:27





Cap. 24 La reunión con Roncalli

Orlando se vistió con ayuda de Laura. Llevaba el alma dispuesta, pero el corazón herido por el amor de la muchacha. Tenía miedo de que algo malo ocurriera, pero estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera por defenderla y a aquellos hombres y mujeres cuya única aparente culpa era no ceder ante las imposiciones del Nuevo Orden Mundial.

Laura lo esperaba en la entrada de la habitación. Cuando la vio le sonrió débilmente y se acercó a ella.

- Laura...no sé cómo decirte que...tengo que irme por ahora...pero te prometo que voy a regresar por ti y todo estará bien...no habrá una muerte más, te lo aseguro.

Laura comenzó a llorar.

- Quisiera poder creerte, pero...sabemos que ésto no se va a detener...no habrá forma de detener la masacre...sólo Dios tendrá compasión de nosotros en el momento oportuno. Orlando, cuidate, sólo eso te pido. No pierdas lo que llevas ganado, si realmente lo deseas...

- Por supuesto- añadió Orlando, abrazándola. -Claro que quiero estar contigo y deseo continuar conociendo más sobre ésto. Te aseguro que cuando regrese, mi fe va a estar mucho más firme de lo que está ahora. Espérame...por favor...cuidate tú mucho más. Quisiera llevarte conmigo para que estuvieras más segura pero creo que por el momento no es lo mejor. Corres más riesgo si te llevo ahora a mi casa.

- Como tú digas, Orlando, yo te esperaré el tiempo que sea necesario- besó sus manos, mientras él las tomó y besó tiernamente sus labios saboreándolos.

Por fin salió de ahí.

Laura suplicaba a Dios que lo dejara volver a su lado, si es que esa era su Voluntad.

----------------------------------------------------------------

Mientras tanto, en la casa de Palermo las cosas parecían estar temporalmente tranquilas. Sin embargo, un hombre de confianza de John fue a verlo y le explicó la situación.

John lo recibió a solas en el despacho de la pequeña casa.

- Cierra bien la puerta por dentro- dijo a su colaborador.- Ahora...cuéntame.

- Señor Devil...los Bilderberg y los Roschild se han unido en una sola fuerza para acabar con el resto de los magnates que no forman parte de la coalición.
- Lo sé...pero dime...¿qué tanto riesgo hay en Roma?
- Muchísimo...pero no sólo es eso. Están cancelando las cuentas bancarias de los empresarios que no forman parte del acuerdo, a menos que lo hagan.
- ¿Las mías están en orden?
- Sí, y la de los Onyx aún...sólo lo están esperando para que continúe colaborando. Roncalli ya no va a dar tregua. Parece que se le ordena acabar con los Renegados cuanto antes.
- Eso quiere decir que...
- Que tiene que presentarse...- dijo el hombre. - De ser posible cuanto antes, o sospecharán.
- Está bien pero...no puedo irme así...tengo que dejar un asunto pendiente. Diles que estoy en un viaje de negocios...no sé...estoy seguro que algo se te ocurrirá. Y procura despistarlos para que no te sigan. De igual forma, yo ya no estaré aquí para cuando ellos vengan, si lo hacen, y despreocúpate: tu no sabes a dónde iré, de forma que si te interrogan no te veas obligado a hablar nada. Si puedes, desaparece cuanto antes. Ya habrá forma de localizarte.

- Gracias, señor Devil.

Devil lo despidió enseguida. Entonces preparó todo para partir.

Al poco rato llegó Mariah con el té y le preguntó.

- Vi salir a Michael muy apurado...¿pasa algo?
- Linda...vamos a irnos a otro lado. Este lugar ya no es muy seguro. Pero no te preocupes. Saldremos sin ser vistos, todo estará bien planeado.
- ¿Saben en dónde estamos?
- No, pero quizás pronto lo averigüen, es mejor que nos vayamos. Ya decidiremos el lugar en trayecto. ¿Estás dispuesta a viajar?
- Por supuesto- dijo ella sonriendo.

John se alegró. Iba a salvarla a como diera lugar.

------------------------------------------------------------------
La reunión con Roncalli comenzaba con varios de los miembros. Lo primero iba a ser el ritual que celebrarían para honrar a los espíritus malignos.

Orlando llegó acompañado de uno de sus criados. Vio varias caras conocidas. Trató de no llamar demasiado la atención. No quería tener que encontrar a Michelle enseguida.

Por fin los hicieron pasar al salón donde comenzó aquel ritual obsceno y sangriento, en el que la mujer que iba a ser ofrecida, fue puesta como altar y tras invocaciones horrendas, fue tomada sexualmente por varios ministros de aquel culto.

Orlando cerró los ojos. No podía...no debía mirar todo aquello que ahora le causaba terror.

Por fin, vio no lejos de ahí a alguien cubierto de negro que lo tomó de la mano.

Cuando descubrió su rostro, vio que se trataba de Michelle.

- Querido...pensé que no te volvería ver...
- Pues ya ves...aquí estoy. Estaba arreglando algunos negocios importantes de la familia.
- ¿Más importantes que yo? ¿Que las decisiones de mi marido?
- No tanto, claro, pero...para poder realizar eso tan importante, era necesario dejar en orden lo otro.

- ¿Y tu tío? ¿Se puede saber...en dónde demonios está?- preguntó ella acariciando su pecho.

Orlando sentía que las manos de esa mujer lo quemaban. Trató de no apartarla pero le era más difícil.

- Mi tío también está de viaje...sólo no sé dónde está...pero sé que está bien y que ya va a venir.
- Orlando...creo que tú y yo sabemos perfectamente que tu tío no está en la mejor posición con respecto a la Confederación.
- No digas eso...mi tío está bien en ese aspecto. Sólo ha tenido contratiempos, como te dije.
- Bueno...si tú lo dices...sólo quiero que me asegures que vendrá, pero...para asegurarme de que hablarás con él y yo pueda conseguir que su situación permanezca en orden...tú y yo vamos a pasar un rato muy agradable...y luego le dirás a tu tío que venga cuanto antes...que le tengo un muy agradable sorpresa.

- Lo segundo, se lo diré de tu parte- dijo Orlando. - Pero...lo primero- continuó, apartándola- eso...no va a poder ser.

Michelle se puso seria.

- ¿Qué estás diciendo?
- Lo que oyes...no voy a volver a enredarme contigo, Michelle...así que...de mí ya no puedes esperar nada. Mi presencia aquí será tratar asuntos con Roncalli, pero no pienso tocarte de nuevo, ¿entiendes?

Michelle se encendió de rabia.

- Te va a pesar haberme despreciado, Orlando Devil. Te juro que te va a pesar- señaló marchándose de allí.

Orlando volvió con el resto. Se sentía bien consigo mismo por haber desdeñado a Michelle, aunque bien sabía que las cosas no iban a salir mejor.

Tras el siniestro ritual, todos se reunieron y Roncalli apareció en escena.

- Hermanos...el momento ha llegado. La gran Bestia se está manifestado. Sí, la Bestia de las siete cabezas y los diez cuernos somos nosotros...nuestro poder está firme debido a la presencia de nuestro Líder que tiene sobre sí todo el poder de la tierra. Ustedes mismos lo han visto: cada país, cada Unión, cada institución ha delegado toda su soberanía a quien debe ostentarla. Maitreya doblega la voluntad de todos. La tierra ha cambiado y por fin dominaremos sin reservas. Ahora mismo, aquella que llamaban Iglesia está en las manos de Lord Maitreya...así pues...acabemos definitivamente con ése a quien los pueblos rendían honor...ese, que en el madero gritó por la libertad del cautivo, el que dice ser el Rey del Universo.

Y todos los que tenían el mayor grado en la masonería de aquellos clubes, ultrajó con insultos, obscenidades y humillaciones el Cuerpo Consagrado que habían robado de los últimos templos.

Orlando tuvo que apretar los puños. Aquello era inconcebible. Si eso hacían, ¿qué no harían con los hombres y mujeres de los campos F.E.M.A.?

En cuanto pudo se reunió con Roncalli y acercándose le dijo:

- Señor Roncalli...
- Mi querido Orlando Devil...tenía tantas ganas de hablar contigo...
- Yo también, señor...vengo a negociar....
- ¿Negociar?
- Sí...sé que todo ya está en camino...que sus planes ya han llegado hasta el punto más alto...sólo quiero negociar la libertad y la seguridad de la familia Cellini...
- Cellini...apellido de Renegados...
- No- dijo Orlando- es el apellido de mi futura esposa...hágalo en atención a la fidelidad que mi tío y yo le profesamos.

Roncalli miró a Michelle...ella le sonrió de lado. Roncalli respondió.

- Está bien, Orlando...podré garantizarte que nada le ocurrirá a tu futura esposa y a su familia.

Sin embargo, Orlando no estaba muy seguro de la decisión que Roncalli tomaba. Lo que sí podía asegurar era que aquello llevaba en sí mismo una doble intención.

----------------------------------------------------------------

Con sumo sigilo, John Devil se llevó de ahí a Mariah. Se hospedaron en un hotel de la costa italiana. Un lugar sumamente apacible y totalmente lejos de la civilización.

Sólo los magnates más poderosos podían acceder a aquella especie de paraíso.

En cuanto llegaron, se hospedaron sin mayor preámbulo. John miró la habitación y miró a Mariah.

- Hermosa...aquí estaremos tranquilos, en lo que vuelvo para poner orden. Ahora, descansa. Voy a leer un rato abajo y te llevo a comer algo.
- Gracias, John- dijo ella.

Era de día cuando fueron a comer. Pasaron una tarde hermosa contemplando el mar. John aprovechaba el tiempo conversando con ella sobre el futuro que Mariah esperaba.

- Es tan promisorio el futuro del que hablas, que casi puedo pensar que todo el dolor vivido sería nada a comparación de él.
- Así es, John...así va a hacer...ya lo verás.

John sonrió y le dijo:

- Ven...quiero que vengas conmigo a la habitación.

Volvieron en la tarde. Cuando entraron había en la cama una gran caja.

- ¿Qué es ésto?- preguntó Mariah.
- Ábrelo.

Dentro se encontraba un hermoso vestido de novia.

- John...-dijo ella con lágrimas de emoción.

- Póntelo...te espero abajo, en el hall...

Ella se arregló y bajó hasta donde estaba John. Ahí, los esperaba un juez y un sacerdote.

- Conseguí traerlo de los campos F.E.M.A.- dijo John.

Y aquella tarde John y Mariah se casaron en aquel lugar escondido de la costa italiana.

-----------------------------------------------------------------

Mientras tanto Orlando volvía a su casa y trató de comunicarse con su tío a la casa de Palermo, donde él suponía John se había marchado.

Pero nadie le respondió. Entonces envió a uno de sus hombres con una carta para él que decía:

- Tío...las cosas con Roncalli no son de lo más halagüeñas...vas a tener que volver en cuanto puedas y espero que sea para que de una vez por todas, demos la espalda a este régimen autoritario. No importará perder la vida si es en aras de la verdad. Yo estoy por ahora en mi casa terminando de arreglar detalles. Tendré que asistir a algunas reuniones de los miembros de los clubes Bilberberg y Roschild, pero en cuanto pueda volver al lado de Laura, me bautizaré y me haré cristiano como ella. Ojalá que estés bien. Cuídate mucho y cuida mucho a Mariah.

Hasta pronto. Orlando Devil.

-----------------------------------------------------------------

Mariah contemplaba la luna en la habitación. Ésta ya no brillaba como antaño. Estaba teñida de "sangre", puesto que las tormentas solares habían dejado una capa de gas rojizo que impedía a la tierra ver a su satélite con la luz que ella reflejaba del astro rey.

Pero ella sólo podía pensar en los momentos que estaba viviendo. John entró sin hacer ruido. Cerró tras de sí ambas puertas de la habitación. Mariah tembló. Él se acercó lentamente hasta ella y la tomó por la cintura.

- Antes era tan blanca...-dijo él.
- Pronto volverá a serlo...-contestó Mariah.- John...apenas puedo creer...que sea tu esposa.
- Yo tampoco pero...soy tan feliz...y te prometo que nada ni nadie va a separarnos...

Volviéndola frente a sí le sonrió y con dulzura besó sus labios con ternura y después con mayor apasionamiento.

Ella le dejaba hacer despacio, mientras sentía cómo las manos expertas de John la despojaban despacio de aquella hermosa batita blanca que la cubría. El pudor la cubría aún, a pesar de estar casi desnuda entre los brazos de John Devil, pero él la tomó en brazos y recostándola en la cama le dijo suavamente.

- No tengas miedo...ahora soy tu esposo...ahora...voy a despojarte aún de ese pudor que cubre tu cuerpo...que no me deja sentirte en plenitud...

Y el cuerpo de Mariah fue cubierto de besos y tiernas caricias que la calmaban y la hacían gemir y llorar de amor por él. Sus pechos se erguían al contacto de sus dedos y sus labios...sus manos dibujaban figuras hermosas en su vientre, mientras paseaban, al tiempo que le decía mil palabras hermosas.

- Contigo sí puedo ser yo, Mariah...a ti sí puedo decirte lo que siento, lo que verdaderamente hay dentro de mí...
- Te amo, John- dijo ella temblando de amor.

Él tomó las manos de Mariah y las besó para luego llevarlas hasta su pecho y pedirle que le ayudara a quitarle la camisa. Luego las paseó sobre su propio pecho, pidiéndole ahora que lo acariciara como él a ella...Mariah recorría aquel cuerpo masculino dejando que la mujer que había estado oculta saliera, para complacer a quien ahora era su esposo.

John siguió llenando de calor su piel; bebió del caudal virginal que destilaba para luego entrar entre sus brazos y cubriendo su cintura con la sábana blanca, de tal forma que quedara oculto lo que estaba sucediendo debajo de ella, John acomodó su fisonomía entre las piernas de ella, sin amoldar su hombría dentro...quería solamente que ella se acostumbrara poco a poco a su cuerpo.

- Sólo siénteme...no tengas miedo...sólo quiero que te acostumbres a mi persona...a mi cuerpo...si no quieres ver más...sólo piensa en nuestro amor y déjame amarte...

Volvió a besarla, a llenarla de caricias bajo las sábanas hasta que por fin, llegó el momento en que despacio tomaría posesión de su interior...los pliegues de aquella femineidad se iban entreabriendo despacio...destilando aquella miel que le daba calor...pero el dolor también se hizo presente...ella sentía una presión que la hizo llorar mientras aquel umbral se rompía al paso del miembro de su esposo...cuando pudo amoldarse el dolor iba quedando de paso entre los besos de John Devil que decía palabras dulces a su oído, entre besos entrecortados:

- Ya eres mía, mi amor...soy tuyo...tu cuerpo y el mío son sólo uno...ahora sé lo que es el verdadero amor...no es sólo tomar un cuerpo femenino...es hacerse uno con él...en cuerpo y alma...déjame amarte...entregarme a ti...
- John...soy tuya...lo sabes...siempre lo he sido...

Él fue moviéndose despacio para no lastimarla...entraba y salía una y otra vez con lentitud para hacerla sentirse mujer. Pero no era lo mismo como con las demás mujeres. A ella sí la amaba...con ella se sentía pleno, feliz...diferente.

Las hora transcurrieron sin sentir, aprendiendo a amar abrazada a la espalda de John mientras sus piernas lo estrechaban sin poderse mover, sólo sintiendo cómo él se empujaba con dulzura dentro suyo...hasta que, al salir momentáneamente, ella cerró los ojos y con un gritito de amor experimentó por vez primera un intenso orgasmo que la hizo abrazarlo con fuerza. Él le dijo apenas respirando.

- Esta es mi vida, Mariah...toda mi vida.

La noche los encontró abrazados, tras haberse entregado, sintiendo que lo que pasara iba a ser poco comparado con el gran amor que experimentaban.
 
Top
0 replies since 4/6/2014, 05:27   4 views
  Share