END OF TIMES CAP. 23, Requiem por un sueño

« Older   Newer »
  Share  
la_unica_sra_d_sparrow
icon13  view post Posted on 26/4/2014, 02:44






Cap. 23 Requiem por un sueño

Para Mariah, la transformación lenta y firme de John era una gran bendición. Sentía que todo el tiempo que había pasado comportándose contrariamente a lo que ella hubiera querido, había valido la pena, si ahora él podía entender siquiera un poco de todo lo que en el alma de ella se albergaba.
John escuchaba de sus labios textos bíblicos. Para ella se convertía en un ejercicio dulce y nada cansado. Todo lo contrario: cuando John le preguntaba algo que tuviera que ver con la historia de la salvación, ella sonreía, sintiendo que a John le estaba interesando todo eso. Y realmente así parecía, aunque la confusión todavía reinaba en su débil y ansioso corazón.
Una noche, cuando terminaba de leer uno de los Evangelios, John sólo escuchó lo último: “Y sepan que yo estaré con ustedes cada día, hasta el fin del tiempo…”
John la miró justo cuando terminaba de leer y cerraba el libro sagrado.
- Mariah…¿todavía está Él entre ustedes?
Mariah se puso triste y dijo, como mirando al cielo por la ventana, que poco a poco se iba oscureciendo:
- Eso espero, John…todos tenemos miedo…tememos que, justo ahora, cuando lo necesitamos más, Él haya decidido dejarnos totalmente solos…
- ¿Crees que Él haya decidido eso para ustedes?
- Para nosotros, John, el hecho de que aún dudes de su presencia y de su acción, no evita que tú también entres en sus planes…
John asintió.
- Pero…no has contestado mi pregunta…¿crees que Él decida eso?
- No lo sé…créeme que no lo sé…él prometió que no nos dejaría solos hasta el fin del tiempo.
- Pero ahora...éste es el fin del tiempo…
- Quizás decidiera dejarnos solos, como cuando él murió en la Cruz y sintió la soledad total de parte del Padre…si Él que es Dios, experimentó esa soledad, seguramente nosotros también pasaremos por eso…de eso puede estar casi segura.
Mariah se tornó sumamente triste. John la estrechó con mucho amor y le dijo:
- Aunque así fuera…yo nunca te dejaré sola.
- John…quiero hacerte una pregunta…¿hasta qué punto estarías dispuesto a permanecer al lado mío, en estas circunstancias? ¿De qué serías capaz?
- De dar mi vida incluso por ti, Mariah…-dijo John con firmeza.
Las lágrimas de nuevo llegaron a sus ojos. John la estrechó. Por primera vez el miedo también se apoderó de él.
Entonces, antes de ir a descansar, Mariah tomó su mano derecha con ternura, subió sus tres últimos dedos verticalmente, mientras el pulgar se cruzaba frente al índice que, doblado formando con aquél una pequeña cruz.
- ¿Y ahora?- preguntó John.
- Ahora di, lentamente: “En el nombre del Padre…del Hijo…y del Espíritu Santo…”- añadió Mariah sobre el rostro de John.
Cuando le dio a besar su propia cruz, John colocó el beso sobre los labios de ella.
- Esta es la cruz que por ahora, quiero besar…Mariah, tú me estás devolviendo la fe perdida.
- No, John…no soy yo- replicó levemente Mariah, es sólo Dios.
- Tu Dios y tú hacen maravillas…-dijo John besándola de nuevo.

Ella partió para su habitación. Pero para John el tiempo se hacía tan corto. Quería tener la certeza de que todo estaba en orden. No quería dejar a Mariah sola y desamparada en caso de que hubiera algún contratiempo con su gente. Así pues, decidió que al día siguiente terminaría los trámites relacionados con su testamento y con su futuro matrimonio. La mejor forma de que Mariah tomara posesión de todos y cada uno de sus bienes, era a través del vínculo matrimonial. Así que tenía que poner en orden esa parte.
Mariah por su parte, trató de comunicarse con Laura.
Afortunadamente, todavía consiguió señal.
- Laura…¿eres tú?- preguntó Mariah por el auricular.
- Mariah, gracias al cielo…¿dónde estás?
- No puede decírtelo, no quiero que rastreen la llamada…sólo puedo decirte que por ahora, estamos lejos de la ira de Roncalli, sin embargo, no podemos escondernos mucho tiempo.
- Tienes razón- contestó Laura.- Aquí las cosas no son mejores.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué problemas hay?
Laura explicó.
- Nos siguen cercando…algunos de los nuestros ya no han regresado. Fueron a averiguar qué nuevas había en la ciudad y ya no volvieron. Sabemos que ya están en los campos F.E.M.A. Es inevitable, Mariah…pronto todos seremos cercados…sólo habrá que ser fuertes…el tiempo se acaba, tanto para ellos como para nosotros, pero nosotros sabemos que después de esto, viene lo definitivo. Pero para ellos, ya no habrá más.
- Lo sé, Laura. Dime…¿cómo está Orlando? Créeme…su tío está muy preocupado por él. John Devil no es el mismo hombre, cómplice de la persecución.
- ¿De verdad?
- Te lo aseguro- contestó Mariah.- John está preocupado porque por ahora, no puede dar la cara, hasta que no sepa cómo se enfrentará a los que ahora son sus enemigos.
- Su sobrino está bien, Mariah. Ahora duerme. Está convalesciente pero está aprendiendo tanto aquí…es más humano, menos frívolo…
- Y tú lo amas, ¿cierto?
- Por supuesto, Mariah, con toda mi alma…como tú a su tío…
Mariah calló un momento. Laura Cellini continuó.
- No te apenes, mujer…sabes perfectamente que eso no es malo…lo malo sería que ambos se dejaran llevar solamente por el deseo.
- Eso nunca- dijo Mariah- el cariño que siento por John es más puro que el mar, antes del cataclismo.
- Y yo amo a Orlando con la misma transparencia y luminosidad del cielo, antes del cataclismo.- contestó Laura dulcemente.
Mariah sonrió para ella. Pero Laura insistió.
- Mariah…no hay buenas noticias. Por el momento, aunque no ha habido ataques directos contra nosotros, no podemos estar seguros. Y lo peor del caso…se ha suprimido ya el eterno sacrificio…
Mariah comenzó a derramar lágrimas, sin emitir llanto.
- No puede ser…¿estás segura?
- Totalmente…habrá pronto un sínodo ecuménico donde estarán presentes representantes de todas las iglesias, dispuestos a regenerar el culto, de acuerdo con todas ellas, a fin de conformar una Iglesia Mundial.
- Esto es lo más doloroso…
- Y una vez que eso haya sucedido…
- Ni lo digas…lo peor es que ahora…¿cómo podemos ayudar a los que están en los F.E.M.A.?
- Yo iría- señaló Laura- pero no puedo dejar solo a Orlando por el momento…aún está delicado de salud. Además, está en catecumenado…sí, Mariah, está aprendiendo todo lo posible para abrazar la verdadera fe.
- ¿Crees que lo haga?- preguntó Mariah esperanzada.
- No lo sé pero eso es lo que más anhelo, Mariah…eso es lo único que me detiene para poder entregar mi corazón a él…el hecho de que acepte la fe. Mientras no lo haga, no podría sentirme tranquila.
- Sin embargo, sabes que no podrías presionarlo.
- Lo sé…y si él se negara a aceptar la fe verdadera, entonces…tendría que separarme de él, inevitablemente.
Mariah asintió. Quizás ella también tendría que hacer algo similar si John no abrazaba el Evangelio. Sin embargo, su destino era distinto. Ella había crecido amando y sirviendo a John, y sabía que él estaba en problemas ahora. No lo dejaría solo cuando más la necesitaba.
- Laura…cuídate mucho…y cuida mucho a Orlando…en cuanto pueda, dile que trate de ponerse en contacto con su tío, pero que no le diga a nadie dónde está.
- ¿Orlando sabe dónde podrían estar ustedes?
- Lo intuiría…así que, creo que es mejor que no sepa nada…pero sí insístele para que no deje a John sin una sola noticia suya. Que Dios te guarde, Laura Cellini.
- Que Él esté con ustedes, Mariah.

Precisamente, cuando Laura cortó, la señal se apagó totalmente.
Orlando se acercó a ella a la habitación que ocupaba. Llevaba puesta solamente una camisa entreabierta y un pantalón holgado.
- Linda…alcancé a escuchar parte de lo que le decías a Mariah…
- ¿Qué escuchaste?
- Mariah y mi tío están lejos de Roma, ¿verdad?
Laura asintió débilmente.
- ¿Cómo te diste cuenta?- insistió la joven.
- Eso no importa…sólo dime…¿sabes cómo está él?
- Según Mariah-contó Laura- parece que tuvieron que huir porque hay problemas…
- Eso quiere decir que algo malo sucedió en casa de Roncalli para que mi tío decidiera huir con Mariah…-señaló Orlando.
- No lo sé…aunque no la noté muy angustiada. Era como si ella sintiera a John un hombre distinto.
- No lo creo- dijo Orlando.
- ¿Por qué no?- preguntó Laura- tú ahora empiezas a serlo…
- Pero es gracias a ti, Laura…tu amor me ha motivado para enfrentarme a este tu mundo…
- Este no es mi mundo, Orlando- dijo Laura- esta es la parte que nos han dejado solamente…el verdadero mundo, feliz y pleno, está por venir…
- Es lo que me has contado y lo que por ahora no puedo ver…es tan complicado creer en lo que tú crees…
- ¿Por qué te es tan difícil?
- Porque es tan grande y tan profundo…que un hombre como yo no podría abarcarlo…Laura…perdóname por no poder ser como tú por ahora…
- No digas eso- señaló Laura- eres solamente el hombre que yo amo…y sería totalmente feliz si aceptas mi fe.

Pero Orlando bajó los ojos.
- Eso, Laura…no puedo prometérmelo…aunque, créeme, hay cosas que entran a mi corazón, a través de tus palabras, y de los hechos de esta gente que me sorprende cada día…por eso pienso que, si puedo influir de alguna forma, trataré de evitar que algo malo les ocurra. Dime…si pronto me puedo poner bien…¿irías conmigo a mi casa?
Laura sollozó.
- No, Orlando…no podría…porque a pesar de que te amo, no podría aún compartir el mismo techo con un hombre que aún no cree en el mismo Dios que yo…¿entiendes eso?
- Sí…aunque no me guste…porque lo que más deseo es que estés en mi casa…cuidar de ti…protegerte…
- Lo sé- añadió Laura- pero…por ahora estoy segura que no se puede…mira a tu alrededor…hay aún niños huérfanos que esperan que se les dé cariño para soportar el hambre y la soledad…ancianos que han perdido todo menos la fe…mujeres que han perdido esposo o hijos ya en los campos F.E.M.A. y necesitan un poco más de esperanza…mi familia misma espera por mí aún, Orlando…
Él la abrazó con fuerza y le dijo.
- Laura…daría mi vida para evitarte este sufrimiento…si pudiera yo sufrir por ti hasta dar mi propia vida…lo haría sin vacilar.
- Orlando…¿te das cuenta de lo que dices?
- Totalmente…
Hubo una pausa. Tenían que ponerse en oración, para poder evitar las palabras de Maitreya que resonaban muy dentro, estruendosas e hirientes para los guerreros de Cristo.

Mientras eso sucedía, Orlando entró y leyó un viejo periódico. Roncalli y los dos clubes, Bilderberg y Roschild ya habían unido fuerzas para enfrentar a los Renegados y a los empresarios que se negaban a formar parte de su organización. Eso era un gran conflicto,porque la orden del Onyx entraba en esa categoría y su tío corría mucho peligro.
Así que pensó en ponerse bien del todo lo más pronto posible a fin de enfrentar a Roncalli, antes de que algo malo llegara a pasarle a su tío.

John Devil, al día siguiente, se reunió con uno de sus colaboradores más cercanos y le dijo:
- Te entrego este documento para que le des validez legal. Lo quiero firmado por notario y sellado cuanto antes.
- Sí, señor Devil- contestó su amigo y se marchó.
Al poco rato llegó Mariah.
- ¿Por qué estás levantado tan temprano, John?
- Tenía un pendiente que debía solucionar cuanto antes…
Mariah lo miró con dulzura y le contó.
- John…ayer hablé con Laura…
- ¿De verdad? ¿Qué te dijo sobre Orlando…cómo está él?
- Bien…ya está bien…dice que lo están cuidando mucho…ya le hice saber que preguntaste por él para que, en cuanto pueda, se ponga en contacto contigo.
- Gracias, Mariah…saber que Orlando está bien me deja un poco más tranquilo…pero espero que no venga…Roncalli y su gente están tramando algo…y me imagino que es para ponernos a él y a mí contra las cuerdas.
- ¿Crees que vengan a buscarnos?- preguntó ella, asustada.
- No, linda- acarició John su cabello…-no lo harán, no se rebajarán a hacer algo como eso…son demasiado orgullosos…son reglas de protocolo que por nada romperían…lo que harán es cercarnos lentamente…casi sin que nos demos cuenta, para que no nos quede alternativa…
- ¿Tienes miedo?- preguntaba ella abrazándolo.
- Sí…-dijo John- tengo miedo pero no por mí…sino por ti…porque no quiero dejarte sola…porque no quiero que te dañen…porque no quiero separarme de ti, ahora que sé que te amo con todo mi ser…

La besó como si se le fuera la vida en ello. Mariah contuvo la respiración mientras las lágrimas brotaban de vez en vez. John las secó con la mano y le dijo.
- Tengo algo para ti…
Entonces sacó de un cajón un anillo hermosísimo, con una piedra preciosa engastada en oro.
- ¿Qué es esto?- preguntó Mariah.
John tomó el anillo, lo colocó en el mano derecha de Mariah y le preguntó.
- Mariah…¿quieres…ser mi esposa…?
Ella se turbó un poco con la pregunta. Pero no podía evitar sentir emoción.
- John…no sé qué contestarte…
- Piénsalo…seguramente tendrás que pensarlo bien, antes de aceptar a un hombre impío como yo…-aseguraba John Devil.
Pero Mariah puso su mano sobre los labios de él.
- No digas eso…no eres un hombre impío…eres sólo eso…un hombre…que empieza a creer en la verdad…verdad que lo hará totalmente libre…
- Por fin esa frase parece cobrar sentido en tus labios, Mariah…entonces…¿lo pensarás?
- Aceptaría inmediatamente sin dudar…si no fuera porque…
- ¿Por qué?- insistió John.
- Porque…he crecido siendo una sierva en tu casa…pendiente de tus asuntos…en ningún modo hubiera podido aspirar siquiera a ser tu esposa…ya ves…me precedía en derechos una Diana Roncalli…con posición, buen gusto…dinero…
- Y sin corazón…-dijo John.- Mariah…Diana era una conveniencia social…ahora que sé que te amo a ti…todas ellas pasan a último plano…me causan…vergüenza, si es que así se le puede llamar a lo que siento al recordar momentos tan…horribles…tan soeces…cuando no me daba cuenta que tenía al verdadero amor a mi lado.
- Eso es lo que quiero…que estés seguro de lo que sientes…no deseo que sólo te unan a mí, agradecimiento o necesidad…tú tienes todo el derecho de decidir a quién quieres en verdad como tu esposa. Quizás…esto que pasamos aquí…es sólo pasajero…quizás, sólo tienes miedo, pero en cuanto hables con esa gente, todo volverá a la normalidad, ¿no lo crees?
John la estrechó suavemente y negó rotundamente:
- Mariah…no es así…tú me provocas emoción, ternura…un dolor profundo en el alma…que me hace sentir feliz y desdichado al mismo tiempo…me causas ansiedad y al mismo tiempo, esperanza…es como si pudiera sentir la presencia de tu Dios a través de ti…
- No es eso…es que el amor de Dios empieza a llegar a tu vida.
- No lo sé- señalaba John- pero sé que si tú me pides cualquier cosa, por ti la conseguiría ahora mismo…quiero pasar el resto de mi vida contigo…dime…¿eso podría suceder?
- John…yo te creo…te amo…y quiero ser tu esposa…pero, sólo…déjame aclarar mis ideas…y entender lo que está pasando…hay muchas cosas difíciles de momento…además…deseo que tú estés más tranquilo para ese momento…¿entiendes?
- Por supuesto- dijo John, besando sus manos- entiendo perfectamente…acallaré un poco más al corazón para aguardar por ti…pero créeme…cuando seas mi esposa…te amaré con fervor…y con toda la intensidad de la que soy capaz.
Mariah contestó:
- Y yo…yo te entregaré el resto de mi vida en su totalidad…con toda la fuerza de mi cuerpo y de mi espíritu…
Un beso repleto de amor profundo los vinculó tras aquella conversación.

Pero…¿cuál era el status de la ciudad de Roma de momento?
La gran conspiración se desarrollaba. El mundo rendía cada segundo sus gobiernos sin más a la Confederación. Ya no había sitio del planeta que no estuviera bajo el influjo del Nuevo Orden Mundial. Aquel horrendo ser que gobernaba ya desde Roma, se convertía en un líder político que ofrecía a las masas solución a todas sus dificultades. Los malos tiempos parecían ceder. Pero todo olía a muerte y destrucción. Sólo aquellos que habían escuchado anteriormente de ello y habían creído, sabían lo que estaba por suceder. Para el resto, era una nueva era de amor y prosperidad.
Sin embargo, los campos F.E.M.A. ya estaban llenándose. Y los horrores que diariamente se vivían allí eran indecibles. Los cuerpos mutilados servían para avivar el fuego…la sangre se derramaba sin control. Un nuevo Holocausto se desarrollaba. Y su fuerza apenas comenzaba.
Orlando por su parte, días después, tras sentirse mejor, se vestía y arreglaba ya, cuando Laura entró.
Él se volvió hacia ella. Laura le preguntó.
- ¿Qué haces?
- Laura…tengo que salir de aquí, temporalmente…
- Orlando…¿ a dónde vas?
- Tengo que enfrentarme a esa gente…tengo que demostrarles que estoy con ellos, tan sólo para poder protegerlos a todo. Desviar por ahora la atención de Roncalli de los Renegados…
- ¿Y si algo malo te ocurre?
- No sucederá, ya lo verás…en la primera oportunidad que tenga…estaremos juntos de nuevo, y quizás para entonces, ya no nos separaremos más…
Laura lo abrazó tiernamente. Orlando la estrechó con fuerza, sintiendo que su corazón se rompía. Pero tenía que enfrentar lo que viniera, por el bien de todos…
 
Top
view post Posted on 31/5/2014, 10:27
Avatar

Image and video hosting by TinyPic

Group:
Administrator
Posts:
2,662
Location:
Ecuador

Status:


John y Mariah que lindos :wub: y Orlando y Laura ojala el cambie al fin del todo ;) me encanto el capi
 
Web  Top
1 replies since 26/4/2014, 02:44   5 views
  Share