SUEÑOS DORADOS Y ESMERALDAS CAP. 10

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view post Posted on 21/10/2013, 03:14




sueosdorados10

Cap. 10

La noche protectora los halló abrazados, desnudos entre las sábanas. Habían experimentado una intensa lasitud que los hacía sentirse seguros y felices al saberse uno del otro.

Terry descansaba tranquilamente su mano sobre el vientre de quien ahora era su mujer y Candy susurraba entre sueños, dejando rodar lagrimillas inconscientes, el nombre de su amado.

Terry despertó un momento y la miró dormir.

"Cuántas veces quise mirarte así...dormida...saber cuál era el secreto de tus noches...eres un ángel, Candy...apenas puedo creer que sea yo quien esté esta noche junto a ti, compartiendo el lecho...las caricias...el sabor de tus besos, tu primera noche..."

Besó suavemente sus labios y acarició sus brazos. Ella se ladeó hacia él ligeramente.

- Creí que dormías.
- Lo hacía pero...preferí mirarte dormir un rato- sonrió Terry.
- Eres muy travieso...ya debiste darte cuenta de lo mal que duermo.
- Para nada...eres un ángel...pero sí...de cierto lado de la cama se te ven más las pecas- la embromó.

Ella subió a su cuerpo ligeramente para tratar de reñirlo, pero al hacerlo se dio cuenta de la evidente excitación de Terry. Guardó silencio. Terry la tomó por la cintura, acarició ligeramente sus glúteos y la besó apasionadamente.

- Candy...ven conmigo...quiero mostrarte...otra faceta del amor...

Acarició suavemente sus senos...ella enrojecía de nuevo al sentir su fuerza...su espalda se arqueó un poco al sentir sus manos que paseaban por ese lugar...inconscientemente entreabrió sus piernas pero Terry las acarició mientras ella, aún recostada sobre el pecho de él, degustaba sus labios viriles y candentes.

- No hay prisa, mi vida...siénteme...esta noche es sólo tuya...sólo de los dos...

Candy iba despojándose de los vestigios de pudor aunque los iba entregando poco a poco en manos de Terry, mientras él los tomaba al tiempo que la acariciaba una y otra vez con ternura y pasión.

Al fin ella misma fue cediendo y el cuerpo de él fue encontrando cobijo entre los pliegues de su estrechez. Ella entrecerró los ojos sintiendo que él la acomodaba poco a poco hasta quedar de nuevo fundidos y complementados.

- Ahora...tú lleva el ritmo, pecosa- sugirió Terry, mientras la levantaba ligeramente de la cintura y le mostraba cómo encontrar la cadencia perfecta.

Ella aún trémula dudaba. Aún no sabía cómo mover su fisonomía. Pero el rostro encendido de él y su propio cuerpo le fueron dictando la norma para oprimir deliciosamente a aquel hombre extraordinario al que amaba.

Se sostuvo del pecho de Terry y las sonrisas de placer y los jadeos sensuales de él le hicieron sentir más segura...él la ayudaba para que sintiera la pasión en su apogeo, hasta que ella misma encontró el ritmo perfecto en su ser y a partir de unos cuantos movimientos más Candy se convirtió en una brasa ardiente que gemía y repetía el nombre de Terry incansablemente.

Ahora fue él quien no soportó mucho aquella dulce presión y la colocó bajo él de nuevo para así, apartando sus manos y acariciando sus palmas, adentrarse de nuevo y buscar otra dulce postura.

Por fin, encontrando en las caderas de ella una línea curva perfecta y delicada, se acopló a sus espaldas pudiendo tener acceso ideal al resto de su cuerpo. Candy desconoció todo lo exterior tan sólo experimentando el calor y el amor profundo del cual aquellas sábanas eran mudos testigos.

Candy lloró al fin entre sus brazos cuando sintió un estallido donde el mundo parecía romperse en mil pedazos...Terry la sostuvo también con lágrimas que mojaban la almohada donde ambos habían compartido dulces secretos.

- Nunca más te voy a dejar, Candy...nunca más, pecosa...-susurró tembloroso mientras su cuerpo le regalaba aquella esencia candente y voluptuosamente amorosa.

La madrugada los halló aún compartiendo el sueño, una que otra risa y la música de la armónica de Terry que levemente se escuchaba aquella noche.

Candy lloraba de emoción al escuchar su dulce sonido.

- ¿Aún la tienes?
- Por supuesto- añadió Terry- ha sido mi gran tesoro y mi compañera durante todo este tiempo...a través de ella podía besarte las veces que quisiera...
- Siempre tuviste esa fantasía- dijo Candy.
- Y tengo otras...pero todavía no es momento...hasta que hayas hecho suficientes méritos...-dijo tratando de fingir seriedad.
- Engreído- dijo ella pero Terry acarició su cabellera y dio un ligero beso a su nariz, acallándola con besos suaves.

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La mañana llegó con el cantar de las aves. Apenas se escuchaban ruidos de carruajes en la calle y pasos en el corredor entre las habitaciones.

Candy seguía aún dormida, pero un olor a rosas despejó sus sentidos y la hizo despertar. No estaba Terry junto a ella en la cama. Aspiró el aroma de las rosas y se incorporó mostrando su cuerpo ligeramente para degustar aquel perfume. Terry la sorprendió desde la puerta del boudoir con un silbido.

- ¡Qué mujer!- esbozó.
- Terry- dijo ella un tanto azorada.
- No me digas que sientes pena de que te mire...si eres lo más lindo que he visto en mi vida.

Un beso suave los unió.

- ¿A qué hora llegaron?
- Hace un rato...¿te gustan?
- Mucho- señaló ella- gracias, Terry...
- Me alegra...ahora nos espera un dulce desayuno para dos...totalmente privado- dijo a su oído erizando su piel.

Candy rió.

- Estás loco...hay que volver a la mansión con los demás.
- Tú eres quien alucinas- dijo él- lo que es hoy eres mi prisionera...no saldrás de esta habitación para nada...además te conviene quedarte- guiñó el ojo.- Y por si fuera poco, dudo que con esa pierna lastimada pueda llegar muy lejos, “señorita Pecas”.

- Terry- sonrió.- Creo que me estás convenciendo...pero te falta un poco más...ahora serás tú quien debe hacer méritos.

- Ya veo...sin embargo, creo que tendré que castigarte un poco...

- ¿Castigarme, por qué?- indagó ella, asustada.

Terry sonrió ante la inocencia de Candy.

- Castigarte por ser niña mala...-susurró a su oído- tendré que darte unas cuantas nalgadas por malcriada...-dijo acorralándola entre sus brazos.- Pero ahora...vamos a bañarnos juntos.

Candy negó.

- No...no podría.
- Por favor, Candy...déjame ayudarte a bañar...será un momento delicioso para los dos...-dijo tomándola de la mano y acariciando sus labios.

La joven enfermera ya no pudo resistirse.
La llevó en brazos hasta la bañera, donde ambos entraron con cuidado. Terry la colocó en su regazo y fue acariciando su cuerpo despacio, mientras la espuma los cubría. Ella tuvo mayor confianza para tocar a Terry, quien sonreía ante la inocencia de ella.
- Tienes manos muy suaves…creo que voy a enfermarme para que me cuides…


El resto del día lo pasaron conversando respecto a lo que había sucedido en sus vidas, tanto bueno como malo.
- Todavía estoy enojado porque te fuiste del Colegio San Pablo. Si yo me fui para que tú no te fueras- dijo, fingiendo molestia.
- Terry…¿todavía no me perdonas?
Terry sonrió.
- No es cierto, Candy…¿dices que mi padre iba a hacerme volver?
- Eso quería pero…yo le pedí que no lo hiciera.
- Candy…hubiera sido mejor que me hiciera volver…así hubiéramos seguido juntos en el colegio.
- No, Terry…tú encontraste tu vocación y yo la mía. Los dos nos habíamos convertido en unos niños mimados. Pero eso nos hizo madurar y entender que la vida era mucho más que obedecer normas y soportar restricciones.
- Normas y restricciones que tú y yo siempre pasamos por alto- señaló Terry divertido.
Candy le dio un pequeño golpe en el brazo.
- Eso fue lo que nosotros no entendíamos, Terry; la vida nos ha enseñado que no podíamos estar pasando por encima de las normas y los deberes.
“Candy…creo que tú siempre has sido más madura que yo…porque siempre estuviste pendiente de los demás y te diste cuenta que algo estábamos haciendo mal…”
- ¿Y qué pasó cuando volviste a América?
- Volví sin dinero…
- ¿Cómo?- dijo Terry.- Entonces…¿cómo regresaste?
- Tuve que trabajar para ganar dinero para el pasaje…lamentablemente no me alcanzó y tuve que viajar como polizón.
- ¿Polizón?- pensó Terry.- Pero eso debió ser muy peligroso.
- Gracias a Dios no pasó nada malo y Cookie y yo llegamos con bien.
- ¿Cookie también está en América?- preguntó Terry.- Por fin lo consiguió- añadió sonriente.
- Me habló de ti, de lo bien que te portaste con él.
- Cookie…me gustaría volver a verlo pronto…
- Estoy segura que habrá tiempo para eso…
- Por supuesto- dijo Terry- porque volveremos a América juntos.
Candy sonrió y apenas salía de su asombro cuando Terry la besó mientras le daba de comer en la boca.
- Pero habrá que volver a la mansión con los demás.
- Lo sé, mañana se va Albert a África y supongo que Archie y Annie regresarán a América. Podríamos volver con ellos.
- ¿Y tu padre?
- Hoy mismo iré a despedirme de él…lo siento mucho…
- Pero…está enfermo. Será mejor que te quedes un poco más para cuidarlo.
Terry entonces tuvo una gran idea.
- Tú eres enfermera, Candy. Estoy seguro que con tus cuidados, el duque estaría repuesto enseguida y tú y yo podríamos volver a América juntos…y casarnos allá.
- Terry…
Se abrazaron y permanecieron en la habitación hasta poco más de mediodía.
- ¿Quieres ir a pasear un poco, Candy, antes de que volvamos con los demás?
- Claro, Terry.
- Espera…voy a traer algo lindo para que te cambies - sugirió con una sonrisa.
- No tardes- pidió Candy.
Terry bajó, dando órdenes de que nadie molestara a quien estaba en su habitación.
Al poco rato de haberse marchado, Victoria Brownwood volvió al hotel.
- Buenas tardes- dijo Victoria- ¿sabe si ya regresó Terry Grandchester?
- Sí- dijo el administrador- sólo que…pidió que nadie lo molestara. Hay alguien con él.
Victoria se puso seria.
- Ah…sí…me pidió que viniera…lo voy a esperar.
- Señorita…aguarde…-señalaba el administrador.
- No se preocupe- dijo dándole dinero al encargado.
Victoria llegó hasta la habitación de Terry y entreabrió. Candy estaba en la otra habitación. Pensó que era Terry.
- ¿Ya volviste?
Entonces se encontró cara a cara con Victoria.
- Vaya…así que tú eres la nueva conquista de Terry Grandchester.
- Victoria Brownwood…¿qué haces aquí?
- Veo que me conoces.
- Tu nombre es famoso, no por tu actuación sino por tus escándalos- espetó Candy.
- Ahora que me doy cuenta- siguió Victoria- te vi en la fiesta de la mansión Winchester…seguramente tú eres la recogida.
Candy le dio una bofetada.
- Lo dicho…eres muy ordinaria…ya me había hablado Elisa Leagan de ti.
- ¿Conoces a Elisa Leagan?
- Por supuesto…ella me habló de una tal Candy que era una golfa.
- ¡No te voy a permitir que me hables así!
- Según veo, Terry te trajo aquí. Pero no te alegres. Creo que es momento de que te vayas.
- ¡No pienso irme! Tú vete…Terry vendrá pronto.
- Será mejor que te vayas- dijo Victoria.- Tú no le convienes a Terry. Él es un caballero y tú eres una mujer sin clase. Déjalo ya en paz. Si sigues insistiendo, su padre lo va a desheredar.
Candy replicó.
- A él no le importa el apellido de su padre. Él siempre ha querido ser él mismo y lo ha conseguido sin el apellido Grandchester.
- ¿Ah sí?- dijo Victoria- pues no es todo…porque si su padre se entera de que has vuelto con él, también arruinará su carrera. ¿Quieres eso?
- ¡No! Su padre no puede hacer eso…no a su hijo. Terry es su hijo mayor, no puede arruinarlo porque sí.
- Pues de ti depende…y no te conviene que hagas molestar al duque de Grandchester porque si algo le pasa…podrías incluso ir a dar a la cárcel.
Candy se estremeció un momento. Luego dijo a Victoria.
- Me iré pero con una condición. No le digas a Terry que viniste a hablar conmigo.
- Por supuesto que no se lo diré.
- Gracias…ahora vete…cuando Terry regrese…yo ya no estaré aquí…
Victoria sonrió satisfecha.

Terry regresó al poco rato. Victoria estaba ahí.
- Hola, mon cherie, pensé que no volverías.
- ¿Qué demonios haces aquí?
- Vine a buscarte pero…encontré que había alguien más en tu habitación.
- Y si ya lo sabes, será mejor que te vayas- dijo decidido.
- Pues…no creo que haya mucho problema porque…esa mujer ya se fue…
Terry la dejó ahí y subió corriendo a la habitación.
- ¡Candy, Candy!- gritó.
Pero Candy ya no estaba ahí.
Cuando bajó, Terry miró a Victoria y le preguntó, zarandeándola.
- ¡Dime! ¿Dónde está Candy?
- ¿Yo qué sé?
Terry le dio una bofetada. El administrador le replicó.
- ¡Cuidado con lo que hace, caballero, o tendré que llamar a la policía!
Terry miró a Victoria.
- Tú debes saber dónde está…
- No lo sé y si lo supiera no te lo diría…-dijo Victoria.-
Terry se puso el saco.
- ¿A dónde vas?- preguntó cuando se iba.
- A buscarla…
- ¿Y yo?- insistió Victoria.
- ¿Tú? Tú no vales nada…
Terry salió corriendo. Victoria gritó desde adentro.
- Esto te va a pesar, Terruce Grandchester…
 
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view post Posted on 26/10/2013, 23:43
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Que metida Victoria <_< yo de Candy no me hubiera ido se complicaron las cosas :o:
 
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