SUEÑOS DORADOS Y ESMERALDAS CAP. 6

« Older   Newer »
  Share  
la_unica_sra_d_sparrow
view post Posted on 1/3/2013, 05:31




Cap. 6

Para Terry esa no fue una respuesta convincente.

Candy tembló al ver el rostro de Terry que la miraba fijamente. Trató de cerrar la ventana pero la fuerza de Terry impidió que ésta cerrara del todo. Entró en la habitación de Candy. Ella le dio la espalda para no sentirse más nerviosa por el efecto dominante de la mirada de Terry. Él se colocó justo detrás de ella. Candy, aún de espaldas, decidió armarse de valor para vencer la timidez que le provocaba el joven actor.
- Vaya…creí que habías perdido la costumbre de meterte en donde no te llaman. Dime…¿qué harás?- retó.
Terry la volvió con ligera brusquedad.
Candy lo miró con un poco de miedo. Terry recorrió sus ojos con la mirada.
- Voy a quedarme hasta que te des cuenta del por qué estoy aquí. Será mejor que me digas de una vez por todas por qué me evitas. ¿Acaso no te das cuenta de lo que despiertas en mí, Candy?- inquirió muy cerca de sus labios.
- Basta, Terry…-esbozó- no lo hagas más difícil. Tú y yo nunca debimos encontrarnos de nuevo.
- ¿Y por qué no? ¿Te parece demasiada casualidad que tú y yo nunca hubiéramos venido a estas reuniones, y precisamente en la misma fecha, ambos lo hacemos por primera vez? Yo no creo en las coincidencias ni en las casualidades. Tú y yo estamos aquí porque era necesario que recuperáramos el tiempo perdido…que continuáramos lo que dejamos de lado aquella noche en Nueva York- susurró cerca de su oído.
L a piel de Candy se erizaba sobremanera. Ya no era la sensación de una jovencita enamorada. Ahora, sentía los deseos y la excitación de una mujer que seguía enamorada pero de un hombre, de un hombre al que no había podido olvidar y que ahora le atraía peligrosamente.
- Lo que acabo en Nueva York, terminó ahí- repuso Candy.- Susana esperaba por ti en ese momento y yo, al darme la vuelta…le di la espalda a todo lo que tuviera que ver contigo.
- Fuiste una cobarde- reclamó Terry- yo te dije que lo pensaras, me iba a casar contigo.
- ¿Y tú crees, acaso, que yo iba a poder vivir tranquila sabiendo que Susana te amaba y había sufrido aquel accidente salvándote la vida?
- Una vez te dije a ti que no me impusieras el agradecimiento, y con lo de Susana, lo hiciste, y lo acepté por ti. Sólo por ti…pero no más, Candy. El tiempo ha pasado para nosotros. Las cosas ya no son iguales.
- Lo sé- añadió Candy.- Sé perfectamente lo que sucedió con Susana. Sé lo que fue tu vida después de eso, y lo que ha seguido siendo ahora. Y no quiero que eso continué. No puedo permitirlo si yo puedo evitarlo.
- Mi vida ha ido mal desde que te perdí- dijo Terry, estrechándola con furor, sintiendo cómo su hombría chocaba con el cuerpo tibio de ella que apenas podía mantener sus resistencias firmes. Terry continuó sin soltarla de aquel beso tan estrecho.
- Dime…¿qué es lo que te impide estar así, junto a mí?
Candy se apartó con brusquedad.
- Tienes que entender. El tiempo ha pasado para los dos, Terry. Hay otras personas de por medio.
Entonces Terry pensó que Candy se refería a Albert.
- Ya veo…entonces, quiere decir que no tengo oportunidad.
Candy cerró los ojos tratando de contener el llanto pero no podía. A espaldas de él continuó:
- Es mejor así, Terry. Si dejamos que esta visita no nos afecte, ambos guardaremos uno del otro un hermoso recuerdo. Pero si das un paso en falso, no sólo nosotros pagaremos las consecuencias.
Terry sintió como si un balde de agua fría cayera sobre sus anchas espaldas.
Sin soltarla del todo, la estrechó de nuevo y le dijo cerca de los labios.
- Que me mantenga al margen no quiere decir que me aleje de ti…¿entendiste, Candy? Ojalá no sea demasiado tarde y no puedas hacer entonces nada para remediarlo…-dijo soltándola despacio.
Cuando Terry salió, ella se quedó llorando un rato esa noche y decidió dormir por fin. Pero no podía. En la madrugada su cuerpo se convirtió en una brasa dorada que luchaba internamente por sofocar y apagar el fuego que dentro de ella se había encendido y luchaba por consumirla. Sentir a Terry tan cerca sólo la había desasosegado y no encontraba la forma de superarlo.
- No debiste volver, Terry- se dijo a sí misma.- Hubiera sido mejor que no hubieras vuelto…pero aún estás a tiempo de irte definitivamente…

A la mañana siguiente, todos estaban un poco más serenos. Candy salió a caminar un poco antes del desayuno. Albert los llamó y les pidió que se reunieran a la mesa.
Cuando todos estuvieron juntos dijo:
- Me alegra tenerlos a todos aquí, reunidos, en torno a mí. Es la primera vez que los seres que quiero están aquí juntos, rompiendo la barrera de la tiempo y la distancia. Y aprovecho este momento para decirles que volveré muy pronto a África
- ¿África? Tu gran anhelo, Albert- musitó Candy.- Me da mucho gusto que lo hayas decidido. ¡Cómo me gustaría conocer ese lugar!
- Quizás pronto puedas hacerlo, Candy- sugirió Albert mismo.
Terry estaba ido. Escuchó lo que Albert dijo y pensó: “Albert tiene razón…quizás pronto pueda estar allá con él…juntos compartiendo la vida, esa vida que sólo ustedes podrían llevar…perdóname, Candy, por haber vuelto a descolocarte…a tratar de romperte los esquemas…tú ya lo hiciste conmigo…”
- Entonces…¿están todos de acuerdo conmigo?
Terry se puso en pie y tomando una copa dijo:
- Brindemos por Albert, el mejor amigo que un hombre pudiera tener…
Albert sonrió ligeramente y chocó su copa con Terry, quien lo miró con ojos doloridos y suplicantes. Albert trató de no entender más allá de la mirada. Candy se mantuvo tranquila, evitando que sus sentimientos la traicionaran.
Tras haber desayunado, Terry decidió pasar un rato encaramado en un manzano viendo pasar las nubes. Candy buscó a Albert para hablar con él.
Cuando lo encontró le dijo:
- Albert…me duele que pronto te tengas que marchar…
- No será quizás por mucho tiempo, Candy. Podremos volver a vernos…quizás tú misma puedas visitarme allá.
- Ojalá pudiera- sonrió Candy.
Pero Albert notó la amarga tristeza que se escondía tras aquella luminosa sonrisa.
- Sé que te ocurre…
Candy se soltó a llorar un momento. Albert la abrazó y la consoló tiernamente, como un padre a una hija.
- Sé lo mucho que te duele volver a verlo…debe ser duro para ti, pequeña Candy, pero…quizás, todo tenga sentido…
- ¿A qué te refieres?
- A que…ésta puede ser la oportunidad que les da la vida para ser verdaderamente felices juntos.
- No lo creo, Albert. Él…está interesado en otras mujeres…en el teatro…en la bebida.
- Tú puedes cambiar esa realidad, Candy.
- ¿Y cómo?
- Aceptándolo de nueva cuenta. Eso es lo que tú debes hacer.
- Pero…tengo miedo- repuso Candy.- No estoy segura de que él realmente me ame…
- ¿Por qué lo dices?
- Llegó aquí con otra mujer- añadió Candy.- Además…dudo mucho que sea amor lo que siente…quizás sólo es la nostalgia o la emoción del reencuentro lo que lo hace buscarme de nuevo.
- ¿Te ha hablado?
Candy asintió con la cabeza.
- ¿Lo ves? Entonces todo se puede solucionar mucho más rápido de lo que pensé.
- Pero…
- Candy…¿cuánto tiempo esperaste para volver a verlo? Sé que harías cualquier sacrificio por él, pero tú ya hiciste uno muy grande. Sacrificaste tu felicidad por la de otra persona, pero llevaste en ese trance a Terry. Su felicidad también se perdió con la tuya. Tú eres el remedio de sus tristezas y de su soledad.
- No quiero ser sólo su consuelo. Quiero ser la mujer que esté con él en las buenas y en las malas, que le dé alegrías y comparta sus éxitos y sus fracasos…
- Eso es lo que él quiere de ti, Candy…acéptalo y sé feliz con él como siempre debió ser.
Candy estrechó a Albert con fuerza y dejó que el torrente de las lágrimas se desbordaba en la solapa de su tutor y amigo. Pero Terry entró en ese instante y pensó:
“Lo sabía…Albert la ama y ella a él. A eso se refería con lo de otras personas…¡fui un idiota al pensar que tenía opción! No debí haber venido…no para verla en otros brazos…

Carraspeó. Ambos se apartaron.
- Perdón por la molestia…
- No es molestia, Terry. Adelante…¿qué se te ofrece?
- Bien…quería recorrer la campiña a caballo, pero antes de eso, ¿podemos hablar tú y yo a solas, Albert?
Candy salió. Terry intentó no mirarla. Albert preguntó.
- Dime…¿de qué querías hablarme?
Terry hizo una pausa y luego le dio una fuerte bofetada a Albert. Éste se desconcertó pero Terry no lo dejó hablar.
- Eres un idiota, Albert. Te dije que yo la sigo amando…y tú no me dijiste nada…
- Terry, yo…-
Pero el hijo del duque de Grandchester no lo dejó hablar.
- Basta…no quiero tus excusas. Pudiste decirme la verdad sin tanto problema. Yo lo hubiera entendido. Ahora…sólo vengo a despedirme de ti.
- ¿Por qué? – preguntó Albert.- ¿Y ella…?
- De ella me despediré también…no pienso pasar más tiempos al lado de Candy, sabiendo que su amor ya no me pertenece.
Albert se limpió la sangre.
- Después de lo que acabas de hacer, no debería darte explicaciones pero lo voy a hacer. Terry…tus celos te ciegan…Candy es como una hija…como una hermana para mí, nada más…sé perfectamente que ella te ama, tanto como tú a ella…me lo acaba de confesar.
- ¿Confesar? Entonces…
- Hablábamos de ti, Terry- advirtió Albert.- Candy te ama, pero tiene miedo de sufrir, porque piensa que tú sólo la recuerdas de antes, que sientes por ella sólo nostalgia o remembranza.
- ¡No!- aclaró rápidamente Terry.- La amo tanto o más que el primer día, Albert. No puedo vivir sin ella…Candy debería entenderlo.
- El que debe entenderla ahora eres tú, Terry. Ella es una chica muy sensible a pesar de ser fuerte. Ella te ama y no quiere ser un estorbo en tu vida, como se apartó antes. Pero está realmente conmovida por tu presencia y quisiera hacerte feliz.
Terry sonrió. Con la declaración abierta de Albert, su panorama cambiaba completamente.
- Con lo que has dicho, amigo mío, mi vida da un giro completo. Voy a buscarla para hablar con ella.
- Trata de no impresionarla mucho.
- No te preocupes…creo que encontraré el momento perfecto. Ah, por cierto…si es tarde y no vuelto…no me busques…regresaré mañana…sólo tengo algo urgente que hacer.
- Entiendo- sonrió Albert.- Cuídate y cuídala mucho.
- Gracias…

Candy caminaba despacio cerca de un lago, cuando Terry llegó en su busca.
- Terry…-comenzó ella.
- Candy…-soltó con voz trémula. – No quería interrumpirte.
- ¿Qué querías?- preguntó ella.
Terry dulcificó su tono y su expresión.
- Quiero…despedirme de ti…- empezó.
Candy brincó ligeramente. Eso era algo que no había contemplado aunque fuera una posibilidad.
- Te vas…-dijo nerviosamente.- ¿Volverás a…América…o con Victoria Brownwood?
- A América…te dije que dejaría de lado el apellido Grandchester. Tan sólo esperaré a que mi padre se ponga un poco bien para dejarle mi apellido en el buró- sonrió.
Candy sonrió ligeramente. Terry la miró con intensidad aquella mañana.
 
Top
view post Posted on 8/9/2013, 16:30
Avatar

Image and video hosting by TinyPic

Group:
Administrator
Posts:
2,662
Location:
Ecuador

Status:


Este Terruce terrible como le va a pegar al pobre Albert lo bueno es que parece que ya se van a arreglar las cosas entre Terry y Candy :wub:
 
Web  Top
1 replies since 1/3/2013, 05:31   53 views
  Share